Y esta vez justificado, no con la habitual y ya manida crítica a la herencia recibida (maleït Tripartit!), sino por la falta de sensibilidad del des(Gobierno) de Madrid al respecto del pacto fiscal, compleja piedra filosofal cuyo control efectivo enfrenta al circo de Mas con esa otra pléyade de payasos, trapecistas y magos -uno de ellos incluso curtido en la prestigiosa pista de los Lehman Bros.-, en lo que a fin de cuentas no es sino una disputa por hacerse con la patente de corso del latrocinio ciudadano en favor de uno mismo y de los amiguetes.
Y menos mal que lo de Ítaca queda lejos, porque ya puestos en la senda surrealista, ¿se imaginan al amigo Artur buscando excusas para sus fiascos en el contexto de una "Catalunya independent"? ¿A qué o a quién apuntarían sus dardos? ¿Al empedrado? ¿Al mal tiempo? ¿Al mal fario? ¿Al árbitro? ¿A los elefantes? O más enrevesado aún: ¿a la propia independencia?
Cualquier cosa menos reconocer la propia incapacidad, los expolios (¡ay, el Palau!, ¡ay, esas cuentas opacas en Suiza y Liechtenstein de quien tú, yo y él sabemos!), la eliminación de impuestos a los que más tienen, y sobre todo la existencia de la famosa agenda "oculta" (cada vez menos, habrá que revisar el fondo de la chistera), para desprestigiar, anular, trocear y hundir el Estado del bienestar, a la que tan diligentemente se está aplicando el Moloch mostrenco ese que forman Mas-Colell, Rigau, Boi Ruiz o el siniestro Josep Prat.
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