jueves, 10 de mayo de 2012

Athléticos en Europa

¡Vaya partido el de esta noche pasada! Y justo vencedor, aunque el resultado es más engañoso de lo que parece. Aquí en la redacción -hora es ya de confesar que nos pirramos por el fútbol- lo hemos vivido con verdadera emoción. Dos, con su Athletic; y el Manco y Telémaco, con el Atleti -al menos hasta que el Manco ha decidido encerrarse, de puros nervios, en el lavabo-. Por su parte, S'peare -a la espera del Chelsea-Bayern- y Rambó -furibundo culer- se alineaban con los leones, mientras Nadie -que como buen monarca es cien por cien madridista-, estaba con un ojo en los preparativos del συμπόσιον del próximo fin de semana, y con el otro en el televisor.

¡Partidazo! Intensidad y emoción a raudales. Inicio fulgurante del Atlético, con presión asfixiante en la línea defensiva vasca y trallazo por la escuadra de Falcao -hoy en estado de gracia-, que a la postre ha sido determinante. A partir de ahí, los leones siempre han ido a remolque de un Atlético perfectamente asentado en el campo. Además, con el mal fario de que cada vez que se mascaba el gol bilbaíno, los colchoneros conseguían atinar un jugadón (primero, nuevamente Falcao; hacia el final del encuentro, Diego). Sobresaliente el orden y la disciplina defensivas atléticas, el oficio bien entendido, y matrícula de honor para el responsable de todo ello, un impecable Diego Simeone, que esta vez ha ganado la partida a su maestro Bielsa.

Y aun así, si tuviéramos, entre todos los de aquí, que destacar un instante, ese sería al final del partido, con esas lágrimas sin consuelo posible derramadas por los jóvenes jugadores bilbaínos, reacción que no ha pasado desapercibida ni para nosotros ni, por supuesto, para Nadie, profundamente emocionado ante tan gallardo como sincero gesto.

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