Conmocionados estamos en la redacción viendo las imágenes de esta noche en Sol -a estas horas en que escribimos no sólo se ha sobrepasado de lejos el "toque de queda" sino que se está debatiendo si volver a campar un año después-, y después de que el pleno de integrantes de esta bitácora viviéramos en directo la manifestación de esta tarde en Barcelona.
Allí estábamos cada uno de nosotros, con sus filias y fobias, la particular idiosincrasia: Dos -con su inconfundible bandera republicana-, Rambó y su pose de intelectual ácrata provinciano, repasando bellezas y "bellezos" entre los manifestantes; M. Thatcher (alias S'peare), sacando fotos para colaborar en lo posible con las webs del taimado "noi del bat"; el Manco, dando tumbos de un lado a otro de la mani, todavía nepentésico perdido desde el triunfo colchonero; y Telémaco -al que la larga espera le ha desasido del compromiso con la monarquía paterna-, compartiendo bandera con Dos. Incluso Papá Pitufo, al que hacía tiempo que no veíamos, se ha dejado caer por la redacción para compartir impresiones y maldecir un poquito al amigo Wert.
De la marcha, ¡qué deciros! Éxito de público, y la sensación de que esto ya no da para más, de que el hartazgo de saberse víctimas inocentes de una tomadura de pelo ya es insoportable, de que el rescate de Bankia ha sido la gota que colma el vaso. Cada vez somos más, hoy algunos teníamos la sensación de que si alguien hubiera realizado una fotografía aérea que abarcara toda la península, la imagen obtenida sería como la de un enorme cuerpo recorrido por venas y arterias de indignación dirigiéndose al corazón de las principales ciudades.
Aun así, estamos con los que piensan que ha llegado ya la hora de ir a por todas. No basta con haber parado cientos de desahucios. Propuestas como la dación en pago; como la defensa a ultranza del modelo público de sanidad y educación, así como de unas relaciones laborales equitativas; y la apuesta por la regeneración política y económica -sin excluir la adopción de medidas penales contra los verdaderos culpables de la crisis- deberían concretarse hasta hacer sentir a nuestros prebostes la presión de que son ellos y no nosotros los que son perfectamente prescindibles. Como mínimo, resulta francamente aliviador el sabatino silencio mantenido por el corifeo habitual de Cospedales, Sorayas, Werts, Puigs y demás jauría, solo mínimamente roto por la amiga Mato -¿y quien le dio a esta vela en este entierro?- y su aviesa alusión a los indignados como "despilfarradores".
Aun así, como ya nos los conocemos, ya saldrán mañana de sus dorados albañales, para ventilarnos toda su ponzoña de mendacidad, viendo fantasmas donde sólo hay ansias de justicia. Desde esta bitácora, a modo de ironía, les ayudamos un poquito, con esta hermosa foto tomada hoy en Barcelona, que podría resumirse en este titular que no tenemos empacho en ofrecer a La Razón o medios afines: "Fracaso en la vuelta del 15-M: más fotógrafos que manifestantes". De nada.
¡A despilfarrar! ¡A despilfarrar! ¡Hasta enterrarlos en el mar!
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