Una soleada tarde de sábado, a la hora de la siesta, por estas mismas fechas, pero va ya para 18 años, este bloguerro hoy de guardia se arrellanaba a trompicones en la no muy mullida butaca del cine para prepararse a ver una película recién estrenada de la que había oído maravillas, In the name of the father. En poco menos de cinco minutos de proyección el resacoso pasmo propio de una noche larga y apasionante que no había tenido fin, se desvaneció por efecto del cúmulo de arrolladoras imágenes que se adueñaban de la pantalla. Una intensidad que no decreció en las poco más de dos horas que duraría el film, impecablemente dirigido por Jim Sheridan e interpretado de forma no menos magistral por Daniel Day-Lewis, en el papel de Gerry Conlon, y Pete Postlethwaite, como su padre Giuseppe.
¿Con qué escena quedarse en una de las pocas películas de los últimos 20 años en las que el cine para el gran público no se muestra reñido -sino más bien al contrario- con la calidad artística, el compromiso con la realidad y el alegato contra la injusticia? ¿Con el motín inicial en las calles de Belfast, y el protagonista, en impresionante plano subjetivo, atravesando en su huida las entrañas del territorio del IRA? ¿Con la envenenada recreación del Londres hippie y ocupa? ¿Con la denuncia en carne viva de los brutales interrogatorios a los que la policía sometía a los detenidos para conseguir las confesiones que los torturadores previamente ya habían decidido -y aquí, por entonces, nosotros, con la "bañera" de Intxaurrondo y los GAL a cuestas-? ¿Con el juicio-farsa que pone en tela de juicio uno de los más prestigiosos sistemas judiciales del mundo? ¿Con la honestidad y la tenacidad de la abogada defensora, interpretada por una sobria Emma Thompson? ¿Con la proclamación final de la inocencia de los encausados, después de pasar casi la mitad de sus vidas en prisión? ¿O tal vez con cualquiera de las escenas compartidas por ambos protagonistas, en las que el conflicto generacional y la discrepancia al respecto de los modos de concebir y experimentar la vida, quedarán superados en aras de la lucha firme y sin rendición ante la flagrante injusticia de la que han sido víctimas?
Leyendo esta mañana en El País la siguiente crónica: ¿Cómo puede ser que mi hijo esté en prisión? Solo fue a una huelga, este autor no podía dejar de pensar en que este mismo cóctel de detención arbitraria y procesamiento precipitado e inclemente, era el que estaba detrás de los tres encarcelamientos decretados tras la jornada de huelga general en Barcelona. ¿Alguna diferencia con respecto al caso de los Cuatro de Guilford? Sí, por supuesto: la premeditación, pues esta vez el poder no solo había encontrado a los "culpables" antes de que la opinión pública manipulada pidiera cabezas (de turco, se entiende), sino, paradójicamente, antes incluso de que se iniciaran los incidentes de mayor gravedad. (Por cierto, me temo que a algunos aquí en Barcelona no les debe haber sorprendido nada la decisión de la jueza, ahora de vacaciones; basta con teclear su nombre y 4F en el buscador. Se le sigue, a este autor, sin ir de la cabeza la terrible historia de los Conlon.)
Una de sus entradas más magistrales, Maese Nadie.
ResponderEliminarGracias. De verdad.
Y usted, si quiere, no lo diga, no lo escriba, pero yo sí lo haré. Por si alguien llega hasta aquí y quiere saber el nombre de la jueza en cuestión, este es Carmen García Martínez.
ResponderEliminarDe nada.
Sobre premeditaciones, otra de Poch:
ResponderEliminarhttp://blogs.lavanguardia.com/berlin/el-atropello-de-genova/
Pone los pelos de punta, es estremecedor. Por otra parte, ¿recuerdas aquellas palabras del "Quijote" acerca de la historia como "émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir"? Pues eso.
Eliminar¡¡¡¡¡Hay esperanza!!!!!
ResponderEliminarY por qué no, de nuevo de Francia. De la plaza de la Bastilla. Muy simbólico todo, pardiez:
http://www.lavanguardia.com/internacional/20120407/54282459688/melenchon-el-candidato-de-la-izquierda-radical-para-francia.html
La debe haber. De hecho, últimamente se ve bastante estresado al actual inquilino del Elíseo. Va a un ritmo de una tontería al día. Aquí es necesario el Gobierno en pleno para alcanzar tal registro.
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