COLGADO, despanzurrado, con el alma entreabierta al sol de mediodía. son 33 vocablos inconexos los que martillean mi cerebro. oscilan de oreja a oreja, suben en espiral, acariciando mis sienes con sudorosa avaricia. van y vienen, como la vida misma, sin ofrecer nada a cambio, mientras el tiempo, ese avaro impaciente y caprichoso, corre loco tras de sí, eufórico por llegar al final
...aunque sea entre llagas.)
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