lunes, 6 de agosto de 2012

Rescue (con perdón)

La llegada de The Beatles a los Estados Unidos y el éxito arrollador no solo de sus conciertos en Washington y Nueva York, sino especialmente de su presentación el 9 de febrero de 1964 en el influyente Ed Sullivan Show, hizo virar el gusto y el interés de gran parte de la juventud norteamericana hacia las canciones de los nuevos grupos británicos y su opción estética. Unas bandas que no sólo vendieron cifras de discos hasta entonces inimaginables en cantantes no estadounidenses, sino que una vez iniciaron sus giras a lo largo y ancho del país, se hicieron merecedoras del título común de British Invasion. Estamos hablando, obviamente, de The Rolling Stones, The Animals, The Who o The Kinks, entre otros.

Un paralelismo que también observamos en el caso español que nos ocupa (enlace). Así, el apoteósico éxito (contra)reformador de Los Fabulosos de la Moncloa también ha tenido como consecuencia el acceso a amplias cotas de ppularidad (sic) de bandas más o menos adláteres que, especializadas en recortar derechos y aplicar todo tipo de tasas y subidas de impuestos a la gran mayoría (mientras se perdonan a millonarios y evasores en general), más allá de una conquista de los mercados norteamericanos no sólo imposible, sino en el fondo poco querida, han impuesto su dudoso gusto estético y ético en las principales cabeceras de los medios de comunicación, y, de hecho, en la vida cotidiana de millones de personas en este país.

Aunque si tuviéramos que quedarnos con una sola de todas estas bandas, no cabe duda de que el beneplácito del público (al manos en su lugar de origen, donde alcanza grados de verdadero furor báquico) se ha decantado claramente hacia los cuatro portentos que protagonizan nuestra imagen de hoy. y no podía ser de otra manera, pues como ya han señalado reputados especialistas, Els Quatre de Sant Jaume no sólo son una banda con personalidad y solera propia, alejada por tanto del carácter de burda secuela de los Fabulosos de otras formaciones, sino que incluso han sido verdadera punta de lanza de innovaciones (reducción de sueldo de funcionarios, copago farmacéutico, planteamiento de cambios en los derechos de huelga, manifestación o reunión, y alguna más que seguro que nos dejamos en el tintero) luego ampliamente desarrolladas desde Madrid por Los Fabulosos.

Y aunque ha habido algún ligero pinchazo en las listas en las últimas fechas (sin ir más lejos su último sencillo, "Fondo de Liquidez" -rápidamente rebautizado "Rescate" por la canallesca españolizante-), las noticias que se filtran alrededor de la salida el próximo día 11 de septiembre de su nuevo tema (el por ahora conocido como "Pacto fiscal"), sugieren que Els Quatre van a ser el verdadero bombazo de un otoño que se prevé caliente, caliente. (Continuará.)

Rebuscando estos días, de cara a la entrada de hoy de ALGO MÁS QUE RUIDO, en el baúl de nuestras remembranzas juveniles, Dosto dio con un nombre (Echo & The Bunnymen) y con el título de un tema, el primero de sus singles en entrar en las listas de éxitos: "Rescue". Sin duda eran otros tiempos, y esta palabra hoy maldita no dejaba de ser una como otra cualquiera, de tal modo que Ian McCulloch la llega a pronunciar en 6 ocasiones (cosa hoy desde luego inverosímil en un partido político en el Gobierno o en un medio afín). Más allá de la ironía, los Bunnymen -por cierto, procedentes de Liverpool- fueron uno de los grupos punteros surgidos en aquella otra invasión que se dio en llamar post-punk. Temas tan emotivos como líricos, oblicuos hasta lo glaciar; base rítmica contundente y sin florituras; maestría en la alternancia lento-rápido y denso-vacío; versos crípticos y una voz inconfundible abrazándolo todo con una profundidad en cierto modo deudora del magisterio del Rey Lagarto, son características que, a fuer de ser sinceros, podrían definir por un igual a Echo & The Bunnymen como a Joy División, pero que en el caso de los liverpulianos vendrían matizadas por el delicado y perturbador paisaje sonoro que preside sus temas, nacido fundamentalmente de la simbiosis entre las severas pero majestuosas melodías de McCulloch y el rasgueo sincopado y los hipnóticos y minimalistas riffs rescatados por Will Sergeant del restallante magma de reverberación y delay de su amplificador. (Por si queréis profundizar en el conocimiento de los Hombres Conejito, os dejamos este enlace, en el que encontraréis el sensacional artículo que el escritor Carlos Zanón les dedicara en Ruta 66 en 2011).

1 comentario:

  1. Luna asesina sobre cielos turquesas y lluvias oceánicas para Nadie. Carlos

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Ruleta rusa