domingo, 9 de junio de 2019

delta

trozo de duración disipado en lo eterno
(A. Sánchez Robayna)

una vez cruzado el verde mar del naranjal, al poco de enfilar la vía que, paralela al canal, cruza los arrozales, te descuelgas del abigarrado grupo de ciclistas y pones pie a tierra sin saber el porqué, perplejo, conmocionado, interpelado por la ilimitada extensión de la visión, su armonía imprecisa.

campos anegados tan solo interrumpidos por márgenes, senderos o casetas dispersas; algarabía de patos, charranes y garzas despabilados por la ventolera; rosácea elegancia del repentino vuelo de una bandada de flamencos: imágenes -¿trazas del ser?- apenas esbozadas por el apremiado lápiz de tus sentidos.

¿qué te muestran u ocultan? ¿qué inquieren de ti? ¿proclaman, tal vez, el triunfo del espejo y su simetría, del plano que celebra ante el horizonte el renacido ciclo de la vida? no sientes, por el momento, la necesidad de afinar impresiones. si acaso, la de dejarte desandar por un paisaje que no proyecta más sombra que la tuya.

habrá tiempo para el acopio de vivencias, lecturas y conversaciones extraídas de la pudorosa indagación en el pulso cotidiano. como quizá también para la cristalización de un poema que ojalá no desvirtúe la emoción de este primer instante de íntima reconciliación surgido de lo incomprensible.

2 comentarios:

  1. Le transmito mi deseo de que el flujo de sus propósitos inspiradores no desemboque en la procrastinación. Un cordial saludo.

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    1. Quizá el peligro no sea tanto la procrastinación como la tentación al silencio. Y esa surge tras cada esquina. Un cordial saludo.

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