"Atravesó el mar y vino a Bretaña. Hizo preparar dos
ataúdes finamente labrados y los llevó en su nave hasta Tintagel. En la capilla
del monasterio, a la derecha y a la izquierda del ábside, hizo levantar sus
tumbas. Por la noche, de la tumba de Tristán surgió una viña que se cubrió de
hojas y ramas verdes. Sobre la tumba de Iseo creció un hermoso rosal de una
semilla traída por un pájaro salvaje; las ramas de la viña pasaban por encima
del monumento y abrazaban el rosal, mezclando sus flores, hojas y racimos con
los capullos y las rosas. Y los antiguos decían que estos árboles enlazados
habían nacido de la virtud del filtro y eran símbolo de los amores de Tristán e
Iseo, a quienes la muerte no había podido separar."
Texto perteneciente a la edición de Alicia Yllera (Alianza); fotografía, a la de Béatrice Fontanel y Aurélia Fronty (Edelvives).
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