miércoles, 14 de marzo de 2012

Fragmento de "Cuaderno de las islas", de Andrés Sánchez Robayna

Hoy os dejo un apunte de uno de mis poetas más estimados sobre otro de mis poetas igualmente estimados, perteneciente a Cuaderno de las islas, de Andrés Sánchez Robayna. En este librito fascinante, el escritor canario dedica la primera sección a reflexionar poéticamente sobre la condición, el ser insular -con frecuencia, entablando fecundo diálogo con textos ajenos y también propios-, entreverando en su visión otras ideas como, en el caso que nos ocupa, el exilio, la aventura o lo desconocido. Como veréis, en el texto se hace breve pero trascendente mención a mi tournée (perdón, a mi περιοδεία):


He visto siderales archipiélagos, islas
de cielos delirantes que se abren al remero,
escribe Rimbaud en "El barco ebrio". Qué relevante, por cierto, la rima "islas"-"te exilias" (îles-t'exiles).
¿Qué islas, qué archipiélagos eran esos? A los diecisiete años, Rimbaud apenas había salido de Charleville. Se trata, para empezar, del "Poema del mar", como él mismo afirma. Es decir, el mar y los viajes son para él, ante todo, una lectura, algo conocido en los libros. La novela romántica, sin ir más lejos, le deparaba ya numerosos ejemplos de viajes y aventuras.
Pero no es solo eso, claro está. Es, además -y acaso por encima de todo-, lo desconocido y su llamada, la seducción de lo ignorado, la potencia de lo Ignoto y su invitación irresistible. Lo que aquí me importa es que todo ello estuviera cifrado en islas y archipiélagos, como en el viaje mágico de Ulises, modelo de todos los viajes y del "futuro vigor".

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