cruzar el país desde Dublín tras la inesperada vorágine del 5 Naciones, en la súbita necesidad de un cambio de aires, ¿pero por qué los de este cielo encapotado, ceniciento y frío, cíclope sin luz en tris de desplomarse? caen con rabia las primeras gotas y la ventolera arrecia sin cuartel. mientras las velas de Eyre Square se hinchen orgullosas, un heroico paraguas paga con su vida la impericia de una joven. veo, veo, ¿qué ves? la policromía desvaída de las fachadas de la ribera, un rifirrafe entre salmones en la terminal de autobús, el acuaplaneo de un escarabajo al tomar el puente tras la catedral, la omnipresente turbulencia cadmio-cianofícea de qué: ¿río, canal, lago, mar? ¿cómo orientarse en el laberinto acuoso de Galway, espejo del mío propio? tentar a la suerte rebautizándola Molly. ¿qué estará haciendo ahora y con quién? ¿llevará todavía el colgante con el corazoncito de mármol verde? insólita sobremesa la de ayer, sesión de espiritismo celta entré melé y melé, quise tirar de ingenio y salí trasquilado, ¿por qué todo se distancia cuanto más cercano parece? ríndete ya, jamás alcanzarás esa playa en esta desolada tarde de domingo de final de invierno, en que la humedad cala los deseos hasta pudrirlos. confuso y frustrado, un islote en una isla, me devuelvo al redil del B&B, sin decidirme entre el asombro o la aversión ante semejante estética carcamal de papel tapiz, moqueta y crujidos de somier de muelles como hilo musical.
ineluctable piélago de niebla en el trayecto a través de Connemara rumbo al embarcadero, apenas un indicio de esplendor esmeralda en la berma. viajas con la imaginación al mítico tiempo detenido de Tír na nÓg, por más que el ferry atraque en las islas Aran. ¿todavía confías en encontrarte a ti mismo en este paisaje huraño, en tu cauto caminar salvando las hendiduras abiertas en la roca? ¿o quizá en la intuición del último confín, encaramado al muro del fuerte prehistórico sobre el imponente acantilado? por entre el fragor del oleaje y los graznidos del viento, se filtran los ecos de la conversación de la patrona sobre su luna de miel en Mallorca; del dejo pícaro del taxista al evocar las escalas en Barcelona en su juventud en la US Navy; del farfulleo del fumeta pelirrojo que rebusca en la parka los detalles de su peregrinación mariana con final en Lloret; del socarrón "¡hurra!" de R. -au pair bilbaína, ocasional camarada de baladas y pintas-, cuando juras que no volverás a casa sin antes poner el pie en la Innisfree del poema de Yeats. al despediros, sin saber el porqué, te asalta el presentimiento de que Molly -por suerte para ella- nunca será la mujer de tu vida.
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¿qué inapelable albur le devuelve 30 años más tarde, en esta cala mediterránea en la que yace al sol de la primera hora, con el tornasol verdemar de las aguas tentándolo con su refrescante promesa, la sombría resaca de Galway, con tal vigor como para ponerlo en guardia contra sí mismo?
el espectro de un mundo plano y monocorde, sin reflejos ni sueños, construido a golpe de renuncias; la certeza de una soledad alveolada, con cavidades imposibles de cubrir con afecto alguno; la obstinada ignorancia del lamento de la banshee; la esperanza de que una fuerza interior que unos llaman fe y otros determinación ejerza de protección y guía a través de la oscuridad.
"Los viajes que uno lleva a cabo en su juventud tienen mucho de esa búsqueda de vidas posibles fuera de la que a uno le ha tocado en suerte", escribió Rafael Chirbes. Se me ocurre que a lo mejor es esa pulsión la que le ha sobrevenido en plena madurez.
ResponderEliminarPor cierto, también yo paré por Galway hace unas cuantas décadas, en mi caso sin referentes que dotaran de sentido la visita.
Un saludo cordial.
La cita de Chirbes que menciona viene que ni pintada al caso. Aquellos días en Irlanda tuvieron algo de iniciático y, como todo viaje iniciático que se precie, bastante de fiasco, así como la correspondiente metamorfosis personal final, esta vez algo más positiva. El domingo en Galway de marras fue tal vez el instante crítico de todo aquello, tal como se describe en la entrada. Un cordial saludo.
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