jueves, 26 de junio de 2025

acorralado por Matisse le llovieron Magrittes del suelo

L'atelier rouge, H. Matisse

¿y qué diantres hacer con las voces que resuenan a toda horas en los tabiques de su cabeza, con el tropel de ideas y vivencias, la jauría de percepciones que lo acosa? fantasías y fantasmas se deslizan sigilosos por las cornisas de la mente. hay que bajar las persianas, entregarse al ritual de la pereza, buscar desde la negación del sentido las grietas de lo oculto, en la espera del instante en que, de un solo trazo, aflore la verdad vacía.

refracción -> espectro escrivisible -> paralaje temporal: rehogar la memoria en su propio jugo y regar con un chorrito de coñacsi la realidad es un can mordiéndose la cola, tú eres el bufón pirueteando sobre su lomo. resuenan pasos en la calle. bajo el balcón, con sereno andar sireno, una joven de lacia cabellera negra con un ceñido vestido de estampado floral escarlata y jade acarrea dos macetas de nomeolvides. cuando un resorte oculto abre su pecho, entre muelles y trapos, asoma una golondrina que saluda con su bombín. (tenías razón, Vonetta, mi hechicera. aferrado a tu desnudo, fui incapaz de ver la mujer bajo el luminoso peso de la musa. si la violencia de la pincelada, el salobre latigazo del verso nacen de una pregunta, dios te salve, Marietta, de obtener una respuesta).

tanteando una tonada en el borde de una pipa 2D, sin conseguir que un triste mi o un la alcen el vuelo¿por qué no confiarlo todo al dulzón azar de la humareda circundando el engalanado pavés de un verano francés? bajo la luz arborescente, recuerdos de grisáceo plumaje ahogan su sed de color en sus decrépitas venas, dejándole en pago un espejo ciego, un jardín en invierno y el áspero oleaje de unas sábanas raídas.

hijos de una manzana, a falta de orquídeas, buenos fueron juegos de manos en el rompiente de los cuerpos. Loretta recoge su mirada del barreño, escurre las lágrimas y las pone a secar al sol. su sombra azafranada abre un paraguas sobre tu silencio. ¡fingir no haberla visto para seguir buscándola, con ojos, manos, labios, oídos nuevos! Giulietta, te juro que no era yo entonces, tan solo un plagio de mí mismo dispuesto a todo con tal de recobrarte.

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