
La palabra, definiendo, amordaza; el verso trazado
Destierra a sus iguales más vaporosos, y medra, asesino,
En organizaciones que los versos imaginados
Tan solo pueden rondar como fantasmas. Recios como
[las patatas,
Como las piedras, sin conciencia, la palabra y el verso se resisten,
Ceden bien poco. No es que sean burdos (aunque
Con frecuencia luego haya que modificarlos
Por delicadeza o equilibrio) sino que continuamente
Me dan menos de lo que deben: por una razón
O por otra, continúan decepcionándome.
Antipoética, antipictórica, la patata, en cambio,
Apiña sus nudosos marrones en una página
Inmensamente superior; y también la piedra roma.
(Traducción de Xoán Abeleira)
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