sentado a la manera rocanrolera en una solitaria mesa de picnic asentada en uno de los extremos de aquel claro en medio del bosque,
REFLEXIONABA:
1: sobre la ávida genuflexión que acompaña a las aleves indolencias cotidianas.
2: en su proverbial dificultad para aprender idiomas y en la de sus dos hijas para conciliar el sueño reventándoselo a él.
3: acerca de los nuevos despropósitos económicos anunciados esta semana por el registrador jefe y en el avance hacia las más altas cotas de la miseria hispánica que acarrearán.
4: sobre la irresoluble dicotomía de todos los veranos entre bañador bermuda o marca paquete.
5: cómo no, alrededor de los viejos y manidos tópicos del lugar ameno y del mundo como libro, dejando para más ingrata ocasión los relacionados con el paso del tiempo.
(fue entonces, cuando en un extraño interludio o cuña espacio-vital en la bucólica escena, el protagonista de la presente oniroinstancia se dejó llevar por la recoleta y tranquila emoción del instante, sin ser capaz de esperar a la callada iluminación del escritorio doméstico, lo que le hizo entregarse con pasmado y nada recatado arrobo a la escucha, tacto y lectura de cuantas formas animadas e inanimadas poblaban la espesura de signos, deseos o reflejos. desnudez irremediable del espíritu, lugar en que el predicado se despoja del yo y el núcleo (ajeno ya a centro alguno) accede a la más pura (nula) forma de autoconocimiento cósmico, a la premonición oleosa de la realidad y de su aleteo mítico y desengañado. en una experiencia -según él- solo comparable a la aleatoria exploración en las más reputadas bibliotecas o al fugaz hallazgo de un cuerpo palpitante e interminable deslizándose húmedo y desconocido sábanas abajo).
Qué cachondo se me pone a veces, Nadie.
ResponderEliminar(Y qué redicho otras...)
Y a veces incluso callo. Lamentablemente, pocas, eso sí.
EliminarLamentablemente.
ResponderEliminar(Verborreico que es usted, y tal. Otros dirían, en roman paladino, que no calla ni debajo del agua/ así lo maten)
(Tendrían harta razón)
Al menos tenía clara la manera de sentarse: No es mal punto de partida.
ResponderEliminarNo se crea, estuve probando otras maneras: haciendo el pino, a horcajadas, "alla diavola", "a la meunière", pero lo único que conseguía es que me hirviera la sangre. Un cordial saludo. Me paso por su bitácora en un momento.
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