¡Y seguimos alrededor del paro, qué alegría de día el de ayer! "La reforma laboral ha frenado el ritmo de destrucción del empleo", era el titular con el que ayer nos desternillaba, sin despeinarse ni ruborizarse ni convertirse en sapo, Fátima Báñez, ministra de des(Empleo), ya sabéis, aquella diva pepera de la que no se conoce ni oposición aprobada ni cotización en empresa privada alguna, o lo que es lo mismo, ni oficio ni... (no, al respecto del beneficio, teniendo en cuenta la de sobres color manila que han pululado desde la más tierna eternidad por Génova, está claro que no meteríamos la mano en el fuego por aseverar la ausencia del mismo).
Desde luego la afirmación de la a(ministra) podía hacer creer a algún ingenuo que por fin habíamos llegado al fondo del pozo y, a partir de ahí, ya no quedaba sino volver a la superficie de la productividad y el empleo. Sin embargo, Báñez no ha tardado nada en quitarnos la miel de los labios o, según se mire, la venda de los ojos.
Y lo ha hecho con esa bendita ingenuidad que para algunos es beatitud y para otros directamente perfidia: "Gracias a la reforma, el número de parados sube 57.000 al mes, antes lo hacía en 70.000. 400 parados menos al día". Sorprende que el auditorio no la haya vitoreado unánimemente, no por el sin par "éxito", sino, por supuesto, por la increíble lección de perversidad en la utilización de una estadística con la que los estaba deleitando. Lección luego rubricada con la impresionante doble verónica ("la reforma ha permitido flexibilizar el mercado para preparar las bases de la competitividad y dar a empresarios y trabajadores alternativas al despido") con la que se ha quitado de encima el toro de las cifras de la EPA, sin entrar en nimiedades como el hecho de que en sólo un año el desempleo haya seguido aumentado hasta 850.000 personas (de las cuales el 40% eran trabajadores fijos), o la repercusión que en dichas cifras -a modo de "aligeramiento" de la población activa- haya podido tener la vuelta de muchos trabajadores a su país de origen, la marcha de los jóvenes al extranjero, o el cansancio de tanto parado que, harto de estar en las listas sin que salga nada, acaba por desertar de ellas. En fin, al menos ha tenido la vergüenza torera de no apelar a la "situación de ruina en que dejó a España el gobierno socialista" (Rafa Merino, conmilitón, dixit).
Pero lo cierto es que en 20añosnoesnada no podemos sino estar agradecidos a doña Fátima, pues sus excéntricas palabras nos han devuelto por unos momentos aquellas otras igualmente farfulladas con las que nos adornábamos en nuestra juventud rebelde y sin causa, cuando después de una ardua semana de trabajo, fútbol, cervezas y porros, sexo -poco, para qué negarlo- y, por supuesto, rock'n'roll, nos citábamos frente a la barra para pedir la one for the road, honor que durante largos años recayera en la entrañable Delirium tremens, hoy patrocinadora -muy a su pesar- de nuestro famoso premio de idéntico nombre, y con el que solemos obsequiar las "flipadas" de nuestros prebostes.
Hasta hoy, en que el jurado de 20añosnoesnada ha decidido por unanimidad otorgar el premio a perpetuidad a Fátima Báñez, tras valorar no sólo las diversas salidas de pata de banco de la ministra (aquella inolvidable petición a la Virgen del Rocío para que nos ayudara a salir de la crisis), sino la perfecta conjunción que se da en ella de méritos normalmente aislados como la incapacidad, la puerilidad, la pereza, el cinismo y la vileza. Todo un macromundo pepero reunido en su micromundo serrano, que nos ha animado a pedir a nuestro patrocinador una edición para coleccionistas en la que la efigie de nuestra ministra figurara en la botella en lugar del famosísimo elefante rosa. Y aunque no confiamos en una respuesta afirmativa por parte de la brewery belga, llevados por el entusiasmo, hemos convencido a Vincent Van, nuestro ilustrador de guardia, para que nos adelantara el cartel alusivo que finalmente preside esta desvergonzada e iconoclasta entrada. Vale.
¿Alguien se imagina que una vez alcanzados los seis millones de parados el ritmo de destrucción de empleo siguiera aumentando?
ResponderEliminarAquí, el que no se consuela es porque no quiere.
La culpa deber ser de todos nosotros que nos empeñamos en ver la botella medio vacía.
No solo de todos nosotros, sino de quien no sé si a base de cervezas o de cualquier otra promesa en forma de maná, ha ido adiestrando a tantos a seguir viendo la botella medio llena cuando solo restan unas tristes gotas. Gracias por su comentario y por sus "Lamentos de un marino varado...", a los que tuve oportunidad de acceder el otro día. Prometo volver.
EliminarA ver a ver... ¿hacemos una apuesta? Yo voto por los siete millones. Y no tardaremos mucho ¿eh? No sé si en un año, de acuerdo, pero desde luego, antes de dos años, sin duda alguna.
ResponderEliminarAunque, de hecho, ya estamos en los siete. Cuenten el casi millón de tipos (en realidad novecientos mil y pico) que han migrado de este país en el último año, añádanles los que pasan de apuntarse a las listas del INEM porque pa qué -y hacen bien- y ahí los tienen.
Pero bueno, si estamos hablando de los "oficiales", lo dicho: en año-año y medio (dos a lo sumo, pero no creo que tardemos tanto, qué vaaaaaaaaaa) nos plantamos en los siete.
Y este país seguirá tan resignado como siempre. Eso es lo más triste.
En año, año y medio, creo que se convocarán algunas autonómicas y supongo que las europeas. Para entonces, alguno de estos crápulas ya habrá dado con la piedra filosofal que convierta siete millones de parados en panes y peces con los que servir algún banquete para la patronal. "Soylent Green", ese y no otro es el futuro, y ahora llámeme salvaje, lunático o demagogo, o simplemente fan de Charlton Heston.
EliminarA mí en esa peli me gusta muchísimo más Edward G. Robinson.
Eliminar(Ande va a parar...)