Ya sabes, no es un bosque, es sólo una
[arboleda
de pinos polvorientos, junto a un hosco
[barranco,
pero nos ilusiona ese nombre de sueño.
Dame tu mano. No: toma la mía,
guíame, entre detritos y pinocha,
por las sombras del tiempo, ahora que veo
en sus cercos a una niña que es Alma de quien
[soy.
(Andrés Sánchez Robayna, fragmento LXXIII de El libro,
tras la duna -primer y último versos modificados-)
Qué bonita es mi nena...
ResponderEliminarFelicidades, Alma.
(Penélope)
Gracias por descubrirme este precioso poema. Qué suerte tiene Alma de tener unos padres que la quieran tanto y un poema con su nombre.
ResponderEliminarFelicidades, Alma!