Dándole todavía a Nadie vueltas en la cabeza el clarividente resumen de los efectos de la era Thatcher desarrollado por Owen Jones en el segundo capítulo de Chavs, le sedujo la idea de aportar su granito de arena a la creación de un lema síntesis de valores, de segura utilidad en el adiestramiento de futuros cachorros de cualquier partido de naturaleza neocon (y alguno "neolab"), y que no es otro que el de las tres íes: INTERÉS (el suyo, claro), INIQUIDAD E INCOMPETENCIA (el orden de los factores no altera el subproducto). Aplíquese todo ello en la versión más selectiva y farisaica posible del arcaico noblesse oblige (o lo que es lo mismo, siguiendo el modelo de la fábula del burro y la zanahoria), y sírvase bien bronco y difamatorio en el momento de la caza del zorro (perdón, del votante "con aspiraciones").
Por supuesto (¡solo faltaría!), Nadie admite calificativos de sectario, comunista o progre trasnochado. Vale.
Es usted un rojo anarquistoide.
ResponderEliminar(A todo esto, muy buena su lectura y relectura de Chavs).
Ya le digo que Nadie admite calificativos como esos y otros peores. Lo bueno de "Chavs" es que en el eje central de su argumentación está el hecho de que es importante no dejarse enredar en la maraña pseudorracional -las más de las veces escenificada en los medios de comunicación- de la que se suele valer el 1 por ciento para vivir del cuento a costa del resto de la ciudadanía. Ese y no otro es el horizonte final de sus políticas económicas y sociales. Y lo demás es puro teatro.
EliminarLo peor es el síndrome de Estocolmo en el que sigue sumida buena parte de la sociedad inglesa y que se materializará en ataques generalizados y despiadados -véase ya los lanzados por Tony Blair- hacia el único candidato laborista que se presenta para dirigir su partido libre del dichoso síndrome: Jeremy Corbyn.
ResponderEliminarEstá usted muy productivo últimamente. Le felicito. Un cordial saludo.
Ese síndrome del que habla es profundamente real. Y muy duradero. Es curioso, pero leyendo "Chavs", me venían a la mente dos textos, uno, el de "Historia de una escalera", de Buero Vallejo, y otro, el del relato -creo recordar- que abre "Amor en tiempos tristes", de Hanif Kureishi. Ambos escenifican, a través de dos de sus personajes, las dos mentalidades posibles al respecto del ascenso social, la personal y la colectiva. Obvia decir que el thatcherismo ("la sociedad no existe, tan solo la familia") y el blairismo apostaron por la primera, y en esas estamos.
EliminarPues sí, la verdad es que da gusto que las ideas no solo ronden por la cabeza, sino que de vez en cuando se materialicen. Nos vemos en su blog.