martes, 3 de marzo de 2020

el gato de Mairena

¡Don Nadie! [...]
Conviene que os habituéis -habla Mairena
a sus discípulos- a pensar en él y a imaginarlo.

y cuánta fingida timidez, Mairena, cuando cruzas el parque al salir de la escuela, intentando pasar desapercibido entre tus discípulos, sin conseguir evadirte de saludos corteses o estrafalarios, que te distraen por un instante de soledades y galerías, o de los celos que profesas al gato que de un tiempo a esta parte danza por las cornisas de tu azotea. tú sabes que es él -no tú- quien regocija a esos aprendices bostezantes, reacios, inquietos, que se sonríen contumaces ante tus vuelos de filósofo distraído, en la espera de que el felino salga a pasear entre tus ideas, y haciendo magia con las palabras, hilvane ocurrencias absurdas, pregunte como un niño y les haga dudar hasta de sí mismos.


Mairena, ¿dónde tienes los ojos? ¿TRABAJO, ESFUERZO, RIGOR? tú, que siempre desconfiaste de ti, ¿en qué momento decidiste tomarte en serio? no hay duda de la eficacia con la que te manejas en los vericuetos de inteligencias, competencias, abepés, evas o dúas, ni de tu compromiso a la hora de colocar al alumno en el centro del aprendizaje -por más descentrados que te parezcan-. pero convendrás que esa magia que te insuflara tu añorado maestro es ahora cosa del gato y sus improvisados zarpazos verbales. como suyos son también tu reloj con veinticuatro horas justas de retrasotu proverbial ironía.

quizá no sea todavía tarde para aprender de ese callejero vocacional, indolente y espabilado rey de las siete vidas, de su confiada desconfianza frente al orden y el mañana, cuando con pupila distanciada y cómplice, juega a deconstruir el abigarrado rompecabezas de tanta adolescencia: la de Ξ, torbellino incapaz de articular tres frases seguidas, que se hace la chula aunque llore de rabia a escondidas. la de Δ, que entre ecuaciones y phrasal verbs, arropa al bebé y prepara la cena mientras mamá vuelve del trabajo. la de Π, que aprendió a avergonzarse del padre cuando, entre trago y trago, lo azuzaba como a un perro. la de Θ, quien el pasado verano abandonó bulimia y autolesiones por el amor de alguien de su mismo sexo. la de Ψ, el popu al que el dolor por la enfermedad de su hermana convirtió en un lobo para el resto del aula. o la de Σ, renuente a entender, tras dos desahucios, qué carajo le deben sus padres a este país. ya lo ves, Mairena, esta es la materia con la que hoy se forjan los sueños: vivir como si no hubiera mañana. y no hay sentencias ni donaires sencillos para tanto deseo en construcción.


Mairena reformula su pedagogía de arriba abajo, de este a oeste, de α a ω, mientras el gato vuelve a las andadas. disfrazado de pájaro trompeta, saca una partitura sin notas del canto del ala y comienza su des-concierto al tiempo que la muchachada, transgrediendo el ritmo, tantea con el móvil vivencias y quimeras con las que completar la pieza. solo entonces se suelta Mairena, que tararea y mueve los pies al compás, con bríos de arrancarse ¡con un zapateado!

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