C'est la mer mêl'ee
Au soleil.
(A. Rimbaud)
se me antojaba que la muerte
sólo era un paso más
para seguir viviendo,
en aquella hora marina
en que las yemas de los dedos
deletreaban la eternidad
en el alba de tu cuerpo celeste
Una inspirada variación de la dicotomía eros-tanathos. Y una poesía, la suya, que está ganando en concreción, en claridad. Debe ser la luz del alba. Un cordial saludo
ResponderEliminarDel alba, del crepúsculo o directamente de la noche, que no puede haber luz sin oscuridad. Gracias una vez más por su amable comentario. De todas formas, no se fíe. Últimamente siento cierta nostalgia del laberinto. Nos vemos en su blog.
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