Life's too short for chess.
(Henry James Byron)
de súbito, les vino el presentimiento (como si un pájaro yugular se hubiera posado sobre sus manos) de que en aquella partida de ajedrez en que había ido a parar su aventura, no solo valía la pena prescindir de algún peón, un alfil o ambas torres, sino forzosamente de damas y reyes.
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