a Luciana Mainelli y Martín Medrano
retorno al hogar en plenas fiestas de Gràcia. a pesar de saber que es día festivo, me sorprende y aturde el bullicio en tan temprana hora. pero se ha hecho larga la espera y hay ganas (y no solo entre los residentes) de reencontrarse con la tradición de las calles engalanadas con los decorados creados por los propios vecinos. de hecho, no otra era mi intención, aunque la magnitud de la aglomeración -así como el regusto de las dos semanas de tranquilidad disfrutadas en el Montseny- me disuaden, al menos por ahora, del paseo por Dodge City, la Antártida, las tripas de una ballena o el ciberespacio.