sábado, 16 de julio de 2016
Ø
tras salir del depósito, había gastado la tarde en emborronar cuartillas, contemplar fotografías y eclipsarse en dosis diversas viendo correr las nubes a través de la ventana. hacía tiempo que frente al dilema entre acción y pensamiento, había optado por la expresión de una amargura que se le antojaba tan inevitable como fingida. despacio, mañana, quizá, para qué: no encontraba un sentido a nada de lo que hacía o deshacía. así que, a la espera de la reaparición del ACORDE AMARILLO IMPOSIBLE, se brindó tácitamente a reformularse como Ø
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¿Usted ya sabe, Nadie -me consta que sí- que sólo cuando nos vaciamos de todo es cuando estamos abiertos, por fin, a llenarnos de todo sentido?
ResponderEliminar"Borrarse./ Sólo en la ausencia de todo signo/ se posa el dios" (José Ángel Valente, Al dios del lugar)
Buen consejo. Se lo transmito al amigo que inspiró la entrada. De todas formas, en mi humilde opinión, la esperanza en la revelación de un dios o de un acorde amarillo imposible suena tan desoladora como contar las horas que restan para el inicio de la temporada futbolística. Un cordial saludo.
EliminarAy por dios, Nadie, parece mentira... Relea a sus místicos, reléalos. Y se dará cuenta de que no es cuestión de esperanza o de espera. Es cuestión de dejar fluir el tiempo. Y disfrutar del fluir. Cuanto más ansiemos que ocurra algo, más se alejará ese posible hecho. Vacíese del ansia, también. Fluya en el vacío. Y ni siquiera espere, sino que disfrute del hueco. Si tiene que ocurrir algo, ocurrirá. Y si no, habrá gozado de ese espacio para sí.
EliminarPor dios, M.T., ¿su hondo saber bebe de los místicos o de los manuales de autoayuda? Tomo nota, de todos modos. Nunca se sabe.
Eliminar¿Manuales de autoayuda? Si los confunde será porque usted tendrá noticia de ellos, porque lo que es yo... poquita.
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