(si bien, según
recogen otras fuentes, más desconcertante fue, si cabe, para el protagonista de la entrada anterior, advertir el día de su marcha del monasterio,
en el mismo lugar en el que le había sobrevenido la supuesta visión divina, la inexplicable aparición de un plato de loza de inmaculado color blanco con una hermosa
tortilla de dos huevos, de un amarillo oro tan vivo que poco podía envidiar a la
cabellera de Venus surgiendo de las aguas en toda su esplendente desnudez.
huevo y mujer: germen, matriz, fuentes de lo real. tal el silencio.)
huevo y mujer: germen, matriz, fuentes de lo real. tal el silencio.)