jueves, 23 de abril de 2015

el final del edén

ni el dolor, ni la frustración,
ni la ira de las espinas. al final,
tuvo que ser el dragón
de los relojes quien
(una vez deshojados, marchitos,
hollados, catalogados
todos sus besos -sus miradas-)
se brindara para hacer cenizas
el desolado edén erigido
por aquella dama y su caballero.

2 comentarios:

  1. Su texto me sugiere/ recuerda dos citas, de dos poetas, Nadie. Le dejo escoger, a ver cuál se gusta más:

    "Rosa, oh contradicción pura, goce/ de no ser sueño de nadie bajo tantos párpados"
    (Como bien sabe, se trata del epitafio de Rilke)

    "Ya, fénix cultivada, te renuevas,/ en eternos incendios repetidos,/ y noche al sol y al cielo luces llevas."
    (Recuerda el mito del ave Fénix, ¿verdad, Nadie? aquel ser mítico que tras morir renacía de sus propias cenizas).

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    1. Los dos son excelentes, pero el de Rilke tiene, creo, un poder evocador difícil de igualar.

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