Venusen mendia, por Jack Lingualunga |
encontró abril entre los papeles, mil esquinas más frágil que diciembre huraño y grisáceo. un inoportuno espasmo, seguido de una arcada incontenible, atenazó su ánimo. meses atrás se había presentido dardo, y había garabateado el horizonte con el vuelo de tiza de su sexo incandescente. pero ahora, con la vuelta de la primavera y su promesa de luz a perpetuidad, se le había revelado sin indulgencia el mellado filo de su existencia.
se lio otro cigarrillo con dejo a definitivo, dio un par de caladas y dejó caer con premeditado desdén las migas del desayuno al suelo. amasijo de hebras, dedos y sueño, abandonó todo señuelo de voluntad a la mañana, como una marioneta al fin libre de sus hilos, pero también de su única razón para alejarse de sí escaleras abajo.
Y qué mejor, en este viernes insultantemente primaveral, que ha sorprendido a Nadie extenuado en su camastro con algunas décimas de fiebre, que homenajearle (en una nueva edición de nuestra intermitente sección ALGO MÁS QUE RUIDO) con un vídeo del tema de Polanski y el Ardor "Las venas de mi amigo están ardiendo", perteneciente a una actuación en la sala Rock-Ola de octubre de 1982. Con ello, además, saldamos nuestra particular deuda con esta banda, una de los que junto a Derribos Arias más llamara nuestra atención en aquellos años urgentes y febriles, por su increíble energía -sobre todo en el directo- y la originalidad de su propuesta, basada en el desparpajo de unas letras elípticas, irónicas, provocativas, y en un ritmo electrizante, de cuyo convulso oleaje emergían una y otra vez con obsesiva obstinación los fraseos del saxo, desquiciado contrapunto a la áspera y magullada voz del frontman y compositor Víctor M. Vázquez.
se lio otro cigarrillo con dejo a definitivo, dio un par de caladas y dejó caer con premeditado desdén las migas del desayuno al suelo. amasijo de hebras, dedos y sueño, abandonó todo señuelo de voluntad a la mañana, como una marioneta al fin libre de sus hilos, pero también de su única razón para alejarse de sí escaleras abajo.
Y qué mejor, en este viernes insultantemente primaveral, que ha sorprendido a Nadie extenuado en su camastro con algunas décimas de fiebre, que homenajearle (en una nueva edición de nuestra intermitente sección ALGO MÁS QUE RUIDO) con un vídeo del tema de Polanski y el Ardor "Las venas de mi amigo están ardiendo", perteneciente a una actuación en la sala Rock-Ola de octubre de 1982. Con ello, además, saldamos nuestra particular deuda con esta banda, una de los que junto a Derribos Arias más llamara nuestra atención en aquellos años urgentes y febriles, por su increíble energía -sobre todo en el directo- y la originalidad de su propuesta, basada en el desparpajo de unas letras elípticas, irónicas, provocativas, y en un ritmo electrizante, de cuyo convulso oleaje emergían una y otra vez con obsesiva obstinación los fraseos del saxo, desquiciado contrapunto a la áspera y magullada voz del frontman y compositor Víctor M. Vázquez.
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