En abril de 1946 Juan Ramón Jiménez publicó
un muy extenso artículo: “El modernismo poético en España y en Hispanoamérica”.
No era la primera vez que el poeta de Moguer reflexionaba acerca de esa
cuestión, ni sería la última. De hecho, el tema le obsesionaba hasta el punto de
que a menudo utilizaba cualquier subterfugio para colarlo de rondón en cartas,
conferencias y todo tipo de escritos que abordasen otros aspectos, no digamos
ya cuando desde el principio indicaba que ese iba a ser el argumento central de
su ensayo: en ese caso los textos solían ser aún más extensos, prolijos,
personales –lo cual no implicaba que no fuesen rigurosos- apasionados y muy
intuitivos.
Así fue él siempre en sus escritos
críticos: subjetivo, en ocasiones excesivamente arbitrario, pero muy a menudo,
también, tremendamente acertado, de una deslumbrante lucidez.
Tal es el caso del artículo que nos
ocupa.