Improvisación XIX (o El sonido azul), V. Kandinski |
jinete de qué llanuras, nubes negras se cernieron sobre su galope sin cascos ni sombra. un temor hialoideo confió a sus manos el azul don de la mirada. mar acordeón, verde faro en llamas, hoz herida de la luna. ¿no es acaso la belleza conciencia peregrina al encuentro de su extrañeza?
gnomon de la verdad, cavó en lo más profundo del espejo en busca de Narciso. las formas de un dibujo infantil lo sumieron en las aguas de la eterna pregunta. el color fue el alimento de su alma extranjera. la geometría, su terapia. el punto, el alfa y el omega de la luz o su gemido.la contracción de la materia se hizo matemática en la vibración de su espíritu.
Esto de dedicar homenajes a artistas rusos en estos tiempos confusos es, lo que se dice, ir contra la corriente. Lo mismo recibe una citación judicial en los próximas días por haber traspasado las nuevas fronteras del arte.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Espero que no. De todas formas, ya he tomado precauciones. Desde el inicio de la guerra, he abandonado el caviar y he cambiado el vodka ruso por el polaco. Ahora más en serio. Como bien sabrá, Kandinski siempre fue un verso libre y su arte incomodó por igual a zaristas, bolcheviques o nazis. Es este aspecto de libertad absoluta encarada a la creación y a lo espiritual, signifique lo que signifique esto último, lo que inspira el texto. Un mensaje que, lamentablemente, sigue siendo silenciado.
EliminarUn cordial saludo.