jueves, 1 de octubre de 2020

Shadowplay

Ralph Gibson, "Hand Through a Doorway",
funda interior de Unknown Pleasures
[...] but all hath suffer'd change:
For surely now our household hearts are cold:
Our sons inherit us: our looks are strange:
And we should come like ghosts to trouble joy. 
(A. Tennyson)

In the shadowplay, acting out
your own death, knowing no more
(Ian Curtis)

te sorprendes incluso de la densidad del aire, de su purpúrea fragilidad. tantos años después de tu última noche en la Tierra, regresas resguardado en el eco cóncavo de tu piel de sombra. nada sientes o recuerdas. el tiempo cumplió con su parte del trato, y geografías, vidas o semblantes se suceden ante ti como una exhibición sin espectadores.

permanecen, cual márgenes desenfocados, tu timidez y tu cortesía, el orden obsesivo y la furia, la pira de dolor de quien, cercado por el silencio, renuncia al amanecer y se condena a la inmortalidad. remasterizaciones, películas, libros y tu efigie por doquier: ¿quién osaría despertarnos de semejante ilusión? hoy eres uno de los señores, por más que no te reconozcas en el ritmo que desbordó el curso de tus venas.

profeta de la era glacial, quizá vislumbraras en el frío una antesala de la voluptuosidad. pero no hubo lugar para la ironía en tu partida con la muerte. asumidas las contradicciones del idiota que se prestó de verdugo, extraviado para siempre en la convulsión de la mirada, tus brazos son ahora remos en un mar de arena. no más pruebas, no más fugas. en vano guardan turno versos y emociones que ya solo podrías fingir o actuar.

sobre la superficie del canal, un Narciso discoidal vigila tu paso hasta que lo ahuyentas de un escupitajo. enterrar el odio y el desorden, renegar del peligro. reunir el valor para admitir el señorío del amor sobre el remordimiento. sobrevuelas las calles y doblas las esquinas, ansiando darte de bruces con ella... para recorrer juntos la senda de los clubs; para escuchar su voz por vez primera; para volver a contemplar Mánchester a través de la bruma de sus melancólicos ojos glaucos, que otrora fueran los tuyos.

¿pero quién desea enturbiar la alegría de los vivos? te basta la certeza de que un inesperado juego de sombras le ha devuelto por un instante la memoria de su padre. a punto de romper el alba, entornas la puerta y te reintegras a la oscuridad, dejando una voluta de humo por todo rastro.

2 comentarios:

  1. Antes que este de Ian Curtis me pareció entrever en un fugaz juego de sombras la figura de Jimi Hendrix, un poco como si el uno le pasara el testigo de humo al otro. Tampoco descarto que fuera un sueño, así es que no me haga demasiado caso.

    Un cordial saludo

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    1. Me ha pillado. Alguna cosa sobre Hendrix anda rondando mi cabeza últimamente. Pero hay tiempo. Ya cristalizará. Un cordial saludo.

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