límite
si ya no el cimarrón del dolor (domado por lazos de terca indolencia), ni la estela de la cólera remontando la corriente, ni la culpabilidad sobrevenida a cada envite del péndulo de la memoria...
¿qué era, entonces?
¿tal vez el espectro del paso en falso, de los dados cargados, de la ausencia de encrucijadas, espejismos y epifanías? ¿la confirmación de la progresiva velocidad con que el polvo se escurría por el cuello del reloj de arena? ¿o quizá el eclipse de la mente, seducida por la vertiginosa ingravidez del impacto contra la célula?
ahora que la tinta del alba fluye ajena a tus venas y su curso se ramifica espejo adentro, ahora que tientas el instante en que se desvela la cifra del sueño, dime: ¿qué era, entonces, nada o doble, lo que te impelía al límite y al mismo tiempo te demoraba?
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