finding it everywhere, diagnosing it incorrectly
and applying the wrong remedies.
(Groucho Marx)
mañana gris de domingo... de improviso, alteramos planes y rumbo, atraídos por las palabras metálicas que nos llegan de la plaza: mitin de campaña en pleno corazón del barrio. aceleras el paso mientras yo -escéptico político sin remedio- ralentizo el mío, admirado de tu entusiasmo esparciéndose en busca de un hueco entre la concurrencia.(Groucho Marx)
solidariamente plomizas con el día, se desarrollan las intervenciones siguiendo el guion ordinario de proclamas, promesas y críticas al adversario. en un mitin al desnudo, en el que las escenografías místicas de otras ocasiones descubren un inesperado esqueleto de aplausos blandos e himnos enlatados que hoy nadie corea.
tal vez sea fruto del último sondeo desfavorable o del escaso carisma de la candidata, del espectro del voto útil o de la creciente incertidumbre... o quizá tan solo un efecto más de la ola de frío siberiano. cuando me recuerdas por enésima vez lo atípico de unas elecciones con algunos candidatos en prisión, echo mano de Larra en su odisea por el cementerio de Madrid («¡La cárcel! "Aquí reposa la libertad del pensamiento"»), antes de devolverme a mi cotidiana iconoclasia de terciopelo, y soltarte -sin conseguir picarte- cuán digno de compasión resulta aquel pueblo que, eclipsados otros enfoques, se ve forzado a escoger entre Sylvania y Freedonia en algún momento de su historia.
concluye el mitin y mientras los oradores posan con la militancia local, los asistentes abandonamos la plaza camino del vermú o la comida familiar. a nuestra izquierda, cual atribulada sala de máquinas, quedan los reporteros, aporreando los portátiles con frenesí, rebuscando entre los discursos, barajando el posible titular, ese diamante en bruto que, una vez amplificado y rápidamente replicado en Twitter por los otros candidatos, sirva de mecha para avivar el "mitin" mediático, única finalidad, en definitiva, de este y tantos otros mítines callejeros...
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