|
Carrer del Diluvi, Vila de Gràcia |
Mais si c'était l'exil, dans la majorité
des cas c'était l'exil chez soi.
(A. Camus)
había instantes al inicio de esa primavera anómala y clausurada en que su tiempo interno le devolvía a los veranos de su infancia, a algún agosto lento y profundo, insólitamente amable en su temperatura. después, la visión de los balcones cerrados o la percepción del silencio grávido de la plaza -solo interrumpido por los pasos semiclandestinos de cuantos vecinos con mascarilla se sumaban a la cola frente al colmado de la esquina-, le retornaban a la realidad. era el preámbulo a la verificación diaria de las curvas de la plaga, un ritual macabro que apenas conseguía esconder el drama bajo el categórico culto a la cifra, y que al principio siguió con inquietud, luego con rabia y finalmente con estéril impaciencia. por lo demás, la consigna era permanecer en casa, así que se conjuró para explorar el confinamiento hasta el último confín.