sábado, 1 de septiembre de 2018

tan solo...

Soldier Beth, Banksy
a Amador Castro Moure

Umiemy chować umarłych.
Nie chcemy zabijać.
("Sabemos sepultar a los muertos.
No queremos matar.")
(Adam Zagajewski)

tan solo había ido a esperar a su hermana mayor a la salida de la fábrica. era un día radiante, un pequeño escándalo de la primavera en aquel tiempo de guerra. habían quedado en llegarse al barrio viejo antes del toque de queda para saber de los Ω. cuando aulló la sirena antiaérea, no se inquietó, no corrió al refugio, segura como se sentía con la pura claridad por escudo.

tan solo era un chiquillo desobediente buscando vainas en la loma del cuartel abandonado con otros chavales igualmente revoltosos. se había apartado del pelotón, y saltó de alegría cuando topó con aquella bota asomando entre el matorral. de enorme que era, ni siquiera tuvo que aflojar los cordones para calzársela. ¡PUM! ¡PUM! hecho todo un guerrillero, en menos de un minuto había logrado abatir a un centenar de francotiradores. luego su pie percutió en un inoportuno cuerpo metálico atascado en el interior de la puntera: apenas le dio tiempo para encomendarse a mamá.

tan solo volver la vista atrás, comprendieron que no podían abandonar a su suerte todos aquellos libros y fotografías, como tampoco las palabras, vivencias, ideas asociadas a aquellas cuatro paredes. sabían que una indiscreción les había delatado, y que la brutalidad en los interrogatorios propasaba la exigencia de la confesión. una vez los verdugos echaron la puerta abajo, solo pudieron dar fe de que la muerte había mostrado más clemencia que ellos. 

tan solo esperaba a su mujer en la cafetería frente al hospital donde su padre agonizaba. pensó que era un momento como otro cualquiera para tomar algunas decisiones largo tiempo meditadas. un camarero barbilampiño algo desmañado le trajo un bocadillo de atún y una cola. no había dormido en toda la noche, de fiesta con los colegas, feliz de haberse librado del último examen. quizá por eso su mente no supo interpretar cuanto percibieron sus ojos y oídos, todos aquellos gritos y carreras, el grandullón enloquecido que, tras atacar al encargado, se abalanzaba con un machete contra aquel hombre pensativo al que acababa de servir.

tan solo se habían atrevido a honrar a los muertos no con plegarias ni himnos, sino con su pasión por la vida.

4 comentarios:

  1. Cuando me preguntan por mi cumpleaños, siempre digo: «el día de la invasión de Gdansk». No porque signifique nada en mi vida, en mi carácter o en mi supuesta personalidad (todas las personas nacen en el aniversario de alguna invasión), sino como recordatorio de la brutalidad humana. Una especie de «memento mori».
    Efectivamente, quienes entierran a sus muertos suelen amar la vida y no desean quitársela a nadie. Ni a los verdugos. En contra del criterio adoctrinador que nos llega constantemente de quienes nunca lograron superar el espíritu del far west.
    Muchas gracias por la dedicatoria!!!
    Un bonito regalo de aniversario.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, que resume y amplifica a la perfección la intención del texto. ¡Que disfrutes con pasión de tu cumpleaños!

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  2. El mío, 7 de noviembre, coincide con la revolución de octubre, que por aquello de los distintos calendarios sucedió en realidad a principios de noviembre.

    Feliz cumpleaños.

    Y gracias por su texto, Nadie: soberbio.

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    1. Muchas gracias a usted por seguir y recomendar este blog. Y, por supuesto, por sus comentarios siempre brillantes.

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