E come quei che con lena affannata
uscito fuor del pelago a la riva
si volge a l'acqua perigliosa e guata
(Dante, Divina Commedia, Inferno)
cierra los párpados, y en medio del marasmo, por un momento, se deja mecer por el murmullo de las olas, hechizado, como cuando viera nacer el mar en los labios de sus mayores; en aquellos relatos de marinos y contrabandistas, con naufragios, ballenas e islas desiertas; en los destellos de algún verano que de tan lejano semejara irreal, como barrido por una guerra. uscito fuor del pelago a la riva
si volge a l'acqua perigliosa e guata
(Dante, Divina Commedia, Inferno)
toma aliento y un espasmo de callada libertad ilumina el corazón de la tiniebla. el horizonte oculto le revela su esencia de instante y sucesión, materia y sueño. siente como nunca la herida salina en su piel, mientras se imagina contemplando a sus hijos jugando con la eternidad en la orilla.
abre los ojos, y los gritos y los empellones de los traficantes le devuelven las aristas de cuantos monstruos se cruzaron en su huida a través del infierno. ocupa su plaza entre el miedo mientras se ajusta en vano el chaleco salvavidas. por entre las vacilantes plegarias, una risa absurda e indócil aflora de sus entrañas cuando Caronte arranca el motor y la zódiac se deja engullir por la negrura rumbo a Europa...
Coño con la realidad, parece un Rothko.
ResponderEliminarSerá porque no hay realidad más allá de Rothko. Un cordial saludo.
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