aupado en aberrante equilibrio
sobre una burbuja de cava
presta a estallar,
reaparecieron en su mente
los fantoches
de aquella interminable
noche del oropel,
en la que, sucesivamente,
se habían ido ocultando
las ideas,
las ideologías,
los programas,
las siglas y
-oh, pirueta electoral estelar-
los al fin prescindibles
candidatos.
Sí, sobre todo interminable, como si el objetivo no declarado consistiera en terminar con todos nosotros.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Desde luego, pero paulatinamente y, a ser posible, consumiendo sin freno. Nos vemos en su blog.
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