ayer, 24 de mayo de 2015,
después de -casi- 30 años
ejerciendo su derecho al voto,
for the first time
la papeleta que el ciudadano N.
depositó en la urna
del colegio electoral
coincidió con la lista
más votada
por sus conciudadanos.
(casi 30 años de derrotas
encadenadas desde aquel
lejano, tramposo e infausto
referéndum sobre la permanencia en la OTAN;
casi 30 años de trabajado pathos born to lose,
todo echado a rodar ayer
por una entusiasta riada de radical ilusión colectiva.)
y hoy,
esta mañana,
frente al espejo,
el ciudadano N.,
en ese tránsito cartilaginoso que lleva del letargo, el sueño, la protesta
a la realidad cotidiana,
ESPECULA:
¿nos queda algo por ver?
¿la proclamación de la Tercera República?
una Catalunya independent?
¿un mundo sin cielos, posesiones, países o religiones?
¿sin libros de autoayuda?
visca!
Ni vencerán, ni convencerán.
ResponderEliminar...pero las tripas te removerán, ¡ay!
EliminarVisca la Xusma!
ResponderEliminar¡Y visca usted, tatebravida, menudo "comeback" el suyo! Solo por eso ya ha valido la pena perder la derrota.
EliminarEl desconcierto del votante maldito cuando se integra en la mayoría da lugar a euforias representativas.
ResponderEliminarAcepto el reto y, aunque sea por un día, me dejaré llevar por la euforia. ¿Se viene?
EliminarNo hay nada eterno. Ergo, no se puede ser siempre un votante de culto. Quizá pueda consolarse pensando que esta ha sido la primera vez y, probablemente, la última.
ResponderEliminarPues menos mal, aunque en caso contrario y que esto empiece a ser una costumbre, siempre me quedarán Johnny Thunders y sus rompecorazones.
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