luna roja, noche en blanco, bajo la sábana se revuelve la memoria con dedos amarillentos. corren las manecillas dando la espalda a las cornisas del tiempo, hasta que con el primer destello del día, se rasgan los cortinajes y ruedan por el suelo los dados del ayer.
solo entonces la piel se reconoce piel, cuando se dilata hechizada ante el parpadeo púrpura del cielo.
solo entonces el alma se recoge en su balbuceo anhelante, en el corazón que se deja latir distraído por la crepitación verde del silencio atónito.
has pasado una noche intensa, ¿eh?
ResponderEliminarEn realidad, semanas. Y la lectura no siempre ayuda. Tendré que pasarme a la telebasura...
Eliminar¿Cernuda? ¿Cavafis quizá...?
ResponderEliminar(O un buen colocón de a saber qué sustancias, ejem? Y fíjese como Cernuda, Cavafis y Colocón empiezan todos por C).
Yo le recomiendo, mejor, una buena dosis de Belén Esteban, Terelu Campos y la Duquesa de Alba, si es que aún andan dando guerra, que, la verdad sea dicha, ni puñetera idea. Y quien dice esas tres, cualesquiera otras de las de papel couché y operación/iones estética/as en ristre. Todo muy lúdico y superficial, como ve.
Ande, ande, déjese de transcendencias y pásese a las lecturas de verano, ahora que ya hemos perdido a Georgie Dann y sus canciones caniculares (qué se fizo del mozo, por cierto? Y además: se escribe así? Dann? Isssssssnorancia supina la mía, oigans)
Usted sí que no da tregua, ni onírica ni veraniega ni de na. ¿Sabe qué? Mejor aprovecho el alto el fuego y me voy a ver el fútbol. Trascendencia pura y dura, ya lo ve.
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