Hay pinturas que seducen a simple vista, que no sabes (ni quieres ni debes) explicar por qué, pero te preceden, acompañan, dialogan, meditan contigo, componen tu nombre...
Bien poco queda (si es que alguna vez lo hubo) de aquel Hammamet hoy en día... tal vez estas tierras arrancadas por Klee del espacio de lo no visible se hayan devuelto, sedientas, al otro lado, el de la vida del espíritu, al compás del quedo trino de unos pájaros amarillos...
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