Imagen cortesía de Noemí Montetes-Mairal |
no es nada serio, quizá otro nocturno indoloro incoloro, con su misterio secretado por un lunario embrionario. de la rebelión nocherniega a la sensualidad organoléptica: hamletos, noras y donjuanes emulsionan su desgarro al amparo del ramaje suburbano de una mente convaleciente.
la misma noche, pero reflejada en otras aguas. una grupada cieliferna inflama el aire de abscesos. la bestia apunta su fuego al centro de la vida. no solo el polvo de las osamentas, el lamento estriado de los muertos se levanta al paso de quienes huyen sin labios, aferrados a la ingrávida memoria de cuanto abandonan.