He might have been a sex-fiend
or a saint.
But whatever he was,
or a saint.
But whatever he was,
he was condemned
(Ch. Bukowski)
"te dejamos en buenas manos", le espeta socarrón uno de los dos paramédicos cuando echan el freno a la silla de ruedas y se dirigen al mostrador de la sala de urgencias. me sorprende el tono de la frase, aunque no más que la aparatosa protuberancia que corona la frente del ingresado, rematada con un corte asombrosamente superficial. cinco minutos más tarde una enfermera y un auxiliar vienen a por él, y yo vuelvo a sumirme en mi lectura y cavilaciones, a la espera de alguna novedad acerca de mi madre.