20 años más tarde, y ya con 3 o 4 vidas -si no más- consumidas, se apalanca en la terraza del bar con la sonrisa petrificada, sus sempiternas Ray-Ban, y una Coca-Cola y una aspirina a modo de purgatorio, ufano re-incididente de aquellas mañanas de re-saca de cuando la veintena.
prolonga la calada y Γ, H y Λ re-aparecen de entre el humo, precediendo a A -como siempre, tarde- y a su inseparable Ω. re-stallan entonces espitosas las conversaciones (que si tal banda de culto o ese críptico cineasta underground ahora tan en boga, que si la mítica rave del verano pasado), y sus ecos cómplices re-botan como cubitos de hielo contra las paredes de su calave... ¡ÑIII! (el re-pentino frenazo de un autobús casi le re-vienta los oídos: entorna los párpados mientras le re-corre un escalofrío).
re-abre los ojos y comprueba aliviado que el temerario anciano con el que comparte rasgos ha salido indemne de milagro. pide la cuenta al camarero, re-integra a Γ, H, Λ, A y Ω a su re-spectiva celda del olvido, y re-disfruta a su manera de la urbana melancolía de una mañana de domingo singularmente re-fractaria a la más elemental noción lineal del tiempo.
prolonga la calada y Γ, H y Λ re-aparecen de entre el humo, precediendo a A -como siempre, tarde- y a su inseparable Ω. re-stallan entonces espitosas las conversaciones (que si tal banda de culto o ese críptico cineasta underground ahora tan en boga, que si la mítica rave del verano pasado), y sus ecos cómplices re-botan como cubitos de hielo contra las paredes de su calave... ¡ÑIII! (el re-pentino frenazo de un autobús casi le re-vienta los oídos: entorna los párpados mientras le re-corre un escalofrío).
re-abre los ojos y comprueba aliviado que el temerario anciano con el que comparte rasgos ha salido indemne de milagro. pide la cuenta al camarero, re-integra a Γ, H, Λ, A y Ω a su re-spectiva celda del olvido, y re-disfruta a su manera de la urbana melancolía de una mañana de domingo singularmente re-fractaria a la más elemental noción lineal del tiempo.
Estimado Nadie:
ResponderEliminarImagino que en este texto homenajea el conocido relato de Borges, "El otro", que abre El libro de arena.
Y si no, no importa, su calidad, y su belleza, son suficientes. O, como diría Borges, "la vez no importa/ y aunque las horas son tan largas, una/ oscura maravilla nos acecha".
Un abrazo, como siempre, Nadie.
No, no. Jamás me atrevería a inspirarme en el maestro. Simplemente, pasando con el bus frente a una terraza en la que algún domingo había quedado con los colegas, y quizá a causa de la excesiva exposición a la luz, me vino este extraño flipe de naturaleza temporal.
EliminarNo sé, tengo la impresión de haber leído antes esta entrada aunque, bueno, tampoco descarto que sea solo el producto de una ilusión, de un espejismo.
ResponderEliminarUn saludo cordial
No le engaña la memoria, amigo Gatopando. Así es (http://xn--20aosnoesnada-kkb.blogspot.com/2016/04/reloaded.html?m=1), solo que, al revisar el texto, el añadido de un matiz nada nimio me inclinó a su re-publicación. Cordial saludo.
Eliminar