miércoles, 4 de julio de 2012

Hay dos modos de conciencia

Leemos en un ensayo de M. (un dicharachero, apasionado y caótico profesor de secundaria, al que tuvimos el placer de conocer en casa de A., en Barcelona), las siguientes palabras al respecto de las ideas de José Ángel Valente y Antoni Tàpies:

"Se trata de una reflexión en la que se describe nuestra época como un tiempo de miseria, un período en que el olvido de lo sagrado (condenado a la mudez y al descrédito por el ruido del pragmatismo a ultranza) ha traído consigo para la poesía y las artes en general la pérdida de su horizonte gnoseológico, que estos autores reivindican. Por supuesto, no se trata tanto de negar el conocimiento de base racional o lógica, como de hacer patentes los límites del mismo. Sin embargo, se censura esa concepción del conocer orientada a la sola adquisición de una serie de habilidades de carácter técnico, al tiempo que se propugna una práctica del arte y de la poesía como vía de acceso a un conocimiento de tipo hermenéutico.

Así, por ejemplo, Valente, en las páginas de Las palabras de la tribu, había anotado la presencia de un perfil de la realidad que quedaba oculto a la experiencia inmediata y que sólo resultaba accesible desde la práctica poética. Una reflexión que amplió en los años venideros y que le llevó a enunciar la existencia de dos modos del conocer, uno de tipo científico, caracterizado por enunciar verdades predeterminadas; y otro, de naturaleza poética y raíz no positivista, encarado a la revelación de lo desconocido, y por ello capacitado para la expresión de lo inefable a través de lo que el escritor denominó "formas de la intuición". Especulación que tiene su paralelo en otra reflexión de Tàpies acerca de la existencia de dos caminos de acceso al conocimiento, la vía cientifista y la vía mística, identificadas, respectivamente, por un lado, con una concepción material de la conciencia (sensaciones, percepciones) y con "las formas de comportamiento racionalistas, analíticas, agresivas, machistas"; y, por el otro, con una concepción cósmica de la conciencia disponible a través de "formas intuitivas, sintéticas, flexibles, femeninas...", y en la que resultan fundamentales la meditación y la introspección, mecanismos también presentes en el proceso de creación artístico.

En otros escritos, Tàpies apoya su reflexión en la psicología para identificar la experiencia mística con "una simple disposición psicológica abierta hacia todo lo que aún nos es desconocido", al tiempo que sitúa la fuente de la que el arte y la poesía extraen su material (mitos, analogías, símbolos e imágenes que residen en los registros de la memoria o el inconsciente); como también recoge diversos avances en el ámbito cognitivo, al respecto de la correspondencia de ambas vías con dos funciones superiores localizadas en los hemisferios cerebrales izquierdo (vía cientifista) y derecho (vía mística). Según Tàpies, es en este último hemisferio donde se ubican nuestras potencialidades metafísicas y éticas; un hemisferio descrito como un "pasajero silencioso", debido a su incapacidad para “expresarse por medio del lenguaje ordinario [...]. Por este motivo, sus facultades se toman más como una «experiencia interior» que como un saber"."

Leemos y nos viene a la memoria aquel bello e iluminador poema de Antonio Machado.

Hay dos modos de conciencia:
una es luz, y otra, paciencia.
Una estriba en alumbrar
un poquito el hondo mar;
otra, en hacer penitencia
con caña o red, y esperar
el pez, como pescador.
Dime tú: ¿Cuál es mejor?
¿Conciencia de visionario
que mira en el hondo acuario
peces vivos,
fugitivos,
que no se pueden pescar,
o esa maldita faena
de ir arrojando a la arena
muertos, los peces del mar? 

Inefable e inacabable poder de la poesía para penetrar en lo desconocido...

P.D.: Dosto nos recordaba hoy un texto de Tàpies en el que hablaba del error en el que caían aquellos que identificaban mística con quedarse colgado de alguna nube inconcreta dando la espalda a la realidad. El mismo artista escribió en su artículo "
Món i transcendéncia" ("Mundo y trascendencia"): "És difícil de poder imaginar avui una mística que no sigui també activa, és a dir, que no vagi lligada a unes actituds étiques que -vulgus no vul­gues- han de repercutir en el testimoni social i polític" (Es difícil poder imaginar hoy una mística que no sea también activa, es decir, que no vaya ligada a unas actitudes éticas que, quieras o no, han de repercutir en el testimonio social y político". Viene esto a cuento, porque siguiendo el consejo de nuestro admirado creador, tampoco en 20añosnoesnada nos da la gana de dar la espalda a la realidad, especialmente la de la película de terror que vivieron ayer los vecinos que quedaban (los demás estaban en la "Marcha negra") en la pequeña localidad leonesa de Ciñera, con los guardias civiles entrando casa por casa, amedrentando no solo a quien solo defiende su puesto de trabajo, sino a sus mujeres e hijos, volviendo a "[sembrar] hogueras / donde joven y desnuda / la imaginación se quema". Inefable e inacabable poder de la poesía (esta vez en palabras de García Lorca) para denunciar las injusticias...

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