"en España no hay presos políticos"
Jorge Fernández Díaz
nuestro amigo, profesor de literatura,
se hacía cruces ante la cruel paradoja
de que dos artistas pudieran acabar
con sus huesos en prisión,
no ya como resultado
de la habitual interpretación
torticera y partidista del galimatías
legislativo por parte del juez de turno,
sino como víctimas del más perverso
y descabellado ejercicio
de exégesis teatral
jamás urdido en este país
de cachiporra y esperpento sin remedio.