martes, 7 de julio de 2020

dos mujeres, segunda versión

DOS MUJERES. DOS SOLEDADES al desnudo, en las que el deseo revela su naturaleza elegíaca.

dos estancias robadas al subconsciente o al olvido. dos escenarios sin espejos, extraños a la vida y, por ello mismo, limítrofes con la eternidad.

erotismo resignado que confiesa su caída al pie de las sábanas, mientras se aferra con los dedos a la estratagema de la luz. instantánea del alma fugitiva, atrapada en el suelo por un fuego blanco que crepita en la mente.

¿es este el precio de la libertad? ¿una mañana de verano clausurada, sin planes, sin amantes, sin necesidad de ellos? ¿es este el saldo de la visión? ¿un trampantojo en penumbra, una ficción en la niebla?

¿la mirada que se esconde de sí misma? ¿o la que nos interroga desde una corporalidad tan retadora como pudorosa? ¿qué puede quedar del gesto trágico, de la despojada melancolía de dos existencias a la deriva?

la mentira desnuda de que todo fue verdad. en la hora en que dos soledades gritan su cicatriz al unísono.

(E. Hopper, Summer Interior / F. Woodman, Self-Portrait)

2 comentarios:

  1. No sé, más que la de dos figuras aisladas, por alguna razón su sugerente texto me sugiere la visión de dos miembros de una pareja que agoniza.

    Supongo que cada cual proyecta sus temores según sus circunstancias.

    Aunque sí, Soledad es un nombre de mujer.

    Un saludo cordial

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    1. Sí, no se me había ocurrido, pero no cabe duda de que sería un posible guion más que interesante. Mis dos abuelas se llamaban Soledad y Dolors. Si llego a tener una tercera, pongo la mano en el fuego de que hubiera llevado el nombre de alguna de las hijas de Bernarda Alba. Un cordial saludo.

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