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| Imagen cortesía de Noemí Montetes-Mairal |
no es nada serio, quizá otro nocturno indoloro incoloro, con su misterio secretado por un lunario embrionario. de la rebelión nocherniega a la sensualidad organoléptica: hamletos, noras y donjuanes emulsionan su desgarro al amparo del ramaje suburbano de una mente convaleciente.
la misma noche, pero reflejada en otras aguas. una grupada cieliferna inflama el aire de abscesos. la bestia apunta su fuego al centro de la vida. no solo el polvo de las osamentas, el lamento estriado de los muertos se levanta al paso de quienes huyen sin labios, aferrados a la ingrávida memoria de cuanto abandonan.
el dolor no se crea ni se destruye, solo salta de cuerpo. a pocas manzanas del final de los tiempos, ¿te atreverás a ternurar cuanto fronteran tus pupilas? bajo la telaraña cuántica, tu percepción estrigiforme percute el silencio con pulsos cromáticos infinitesimales.
no consigues, sin embargo, negarle la tanda al miedo, zurcir las dudas, canjear la luna a la bruma a cambio de tu corazón sin aliento.
20 años es nada en clave gótica, casi puedo escuchar el crujido de maderas y el temblor del haz de luz de la vela. La foto podría servir como portada de un recopilatorio de música siniestra / after-punk.
ResponderEliminarMenos mal que nos queda la noche, más aún cuando se acercan los días de luz cegadora.
Un saludo cordial
Por edad, viví esa época que comenta muy jovencito y en sus últimos coletazos, que se me mezclaron con los de la llamada movida madrileña. Algo más tarde me introduciría a fondo en la discografía de Joy Division, sin duda la banda de más calado de ese tiempo. Recuerdo esos sonidos y me es fácil asociarlos a aquel momento de crisis económica que acabaría desembocando en el thatcherismo y la globalización. También hoy vivimos tiempos complejos, difíciles. ¿Cuáles serán los sonidos, las imágenes?
EliminarUn cordial saludo.