no es lo habitual, pero de improviso, un encuentro casual, un rostro que reaparece del pasado con frescura luminosa, su conversación cerilla, que rápidamente enciendes, y en medio del duelo de anécdotas comunes, ya con la guardia baja, la confesión de la trascendencia que unas palabras tuyas tuvieron para su existencia.
palabras que hoy no son para ti sino rizadas formas blancas del olvido, y que sin embargo, quedaron marcadas a fuego en esa u otras vidas. lemas que orientaron conductas, decisiones, y que en días como hoy te son devueltos con agradecimiento.
a ti, para quien la realidad es un escenario, una comedia interpretada por un actor despistado y escéptico, con tendencia a la improvisación patafísica, pero que a veces borda el papel y hace saltar por los aires la cuarta pared.
Se agradece que por una vez no sean las palabras equivocadas o, aún peor, las palabras no dichas, las que resuenen con el paso del tiempo. Sí, ya lo creo que se agradece. Un saludo cordial.
ResponderEliminarGracias, Gatopando. A veces no somos conscientes del poder de nuestras palabras, sobre todo cuando en lugar de herir o dañar, reconfortan, animan, impulsan.
EliminarUn cordial saludo.