sábado, 2 de abril de 2016

primavera, acto primero

en estos días de aniquilación líquida en que la fiebre y las imágenes deslavazadas desplazan de sus rutas habituales cuerpo y memoria, en que las pupilas apenas pueden posarse sobre las gotas de lluvia desmayada o las solapas de un libro, aflora de repente aquella otra primavera como un instante extrañamente luminoso y creativo de tiempo detenido, grato e intenso sin empalagos ni estridencias.

entonces libre de ataduras laborales o sentimentales, una veces quieto, otras en movimiento, notas, ecos, líneas o matices recorrían mi cabeza sin decidirse a tomar asiento entre mis manos, mientras me dejaba vivir como una cebolla, ajeno a anhelo, intriga, temor o determinación alguna por mi parte. quizá por ello, acepté la invitación de A y Ω para pasar una temporada en su cabaña en el monte. lectores y viajeros incurables, quisiera creer que en aquellas veladas regadas en vino y prolongados silencios aprendí a percibir el palpitante hálito de la palabra.

una primavera, a la postre, tan indeleble como irrepetible, para mayor gloria de la terca nostalgia...

4 comentarios:

  1. Alfa y Omega

    Cabe la vida entera en un soneto
    empezado con lánguido descuido;
    y apenas iniciado, ya se ha ido
    la infancia, imagen del primer cuarteto.

    Viene la juventud, con el secreto
    de la vida, que pasa inadvertido,
    y que se va también, que ya se ha ido,
    antes de entrar en el primer terceto.

    Maduros, a mirar a ayer tornamos
    añorantes y, ansiosos, a mañana...;
    y así el primer terceto malgastamos.

    Y cuando en el terceto último entramos,
    es para ver, con experiencia vana,
    que se nos va el soneto... ¡y que nos vamos!

    Pero cuando logramos
    tal vez del Arte el mágico secreto,
    si la vida se va, queda el soneto.


    Manuel Machado

    (Sevilla y otros Poemas, 1921)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "...más es mía el alba de oro." Un cordial saludo.

      Eliminar
  2. Tiene buena pinta la cabaña esa de la que habla así como sus moradores. Seguro que quedaba por las estribaciones de el Parnaso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En verdad, a medio camino entre la realidad y el sueño. Nos vemos en su blog.

      Eliminar