sábado, 26 de mayo de 2012

Desechables

Revuelta, desmadrada y desarbolada andaba ayer la redacción, y no sólo por la insultante performance-rescate montada desde la sede de Bankia con el pleno patrocinio gubernamental. El show comenzaba muy de mañana con la suspensión de la cotización de los acciones del engendro, para luego desarrollarse en forma de paulatina petición in crescendo que, justo antes de comenzar la final de Copa, ya alcanzaba los 17.000 millones de euros, sí, casi el doble de lo esquilmado a las "intrascendentes" partidas de Sanidad y Educación. Dos, como buen ruso, tan dado a la elucubración existencial, nos planteaba la posible paradoja de un maestro que tenga cuenta en Bankia y al que el Estado le salve los ahorros a costa de hacerle perder el empleo. ¡País!

Pero no era por ese cambalache (que diría el maestro Discépolo, ¡grande!) ni por la maldita final de Copa que andábamos agitados ayer por aquí, sino por cierto par de grabaciones que El Manco había traído por la  mañana a nuestra sede, así como quien no quiere la cosa, pero sin duda con la malsana intención de colocarlas ("ya que hoy es sábado, y si hoy es sáb... esto es...") en nuestra sección ALGO MÁS QUE MÚSICA. Los temas pertenecían a Desechables, un grupo de Vallirana (Barcelona) desaparecido a finales de los ochenta, y correspondían a su primer LP, Golpe tras golpe, y a un concierto cuya única información disponible, aparte de los títulos de las canciones, era el nombre de la sala, la mítica Zeleste.

Con sinceridad. a ninguno de nosotros nos había ganado para la causa -llamadlo crisis, astenia primaveral o el maldito virus intestinal ese que finalmente nos ha alcanzado esta semana-, hasta que han hecho acto de aparición ese par de eternos adolescentes que son Rambó y Telémaco. Porque ha sido oír aquello de "Atado te tengo, atado a un cabezal, te pego y te pego hasta verte sangrar, golpe tras golpe, se empieza a levantar, tu polla hinchada ya va a reventar. Por mucho que chilles, nadie te oirá, pero sigue llorando, te voy a reventar" y saltar Rambó hacia El Manco para agredirlo, pero no por el mejunje sónico ofrecido, sino por no haberle puesto sobre la pista del mismo mucho antes. Ídem del lienzo Telémaco, ante la atenta e inquisidora mirada de su padre, quien suele pasar por alto las veleidades republicanas del vástago, pero no tanto la creciente atracción por ciertos comportamientos sexuales para él incomprensibles.

Y así hemos pasado la tarde, y hemos de reconocer que cuando nos hemos puesto a ello a fondo (no sólo escuchando las grabaciones sino revisando los pocos vídeos del grupo que existen en la red), no nos ha costado reconocer al unísono la impactante experiencia que debió ser para aquellos jóvenes punks o seudo punks como era el caso del Manco, vivir una actuación de Desechables. "Entre el pogo y el trance extático", nos lo ha definido nuestro colega; o lo que es lo mismo, entre, por un lado, el baile al que te impulsaban el endiablado ritmo que imprimía Pei a su mínima batería de caja y goliath, y el salvaje guitarreo hiperdistorsionado ajeno a solo alguno de Miguel o el Enano; y por el otro, el estado al que te arrastraban la severa voz y los aullidos orgiásticos y desgarrados de ese increíble animal escénico que sin duda fue Tere Desechable, la ama o sacerdotisa del ritual. Y surgiendo del marasmo, de ese imperturbable muro de sonido sajado por acoples, feedback y glissandos homicidas, y para el que el término minimalista adquiere rango de lujo insolente, unas letras apenas esbozadas, apuntes de consigna de no mucho más de dos minutos, eternamente transgresoras incluso para nuestra insípida mentalidad de hoy, como queda patente en títulos como "La planta", "En el balcón de mi casa", "El asesino", "La oración" o la finalmente protagonista esta semana de ALGO MÁS QUE MÚSICA, "El caso del hombre serio y formal".

Para un más completo conocimiento de la trayectoria del grupo, os dejamos este enlace con la crónica que El País hizo con motivo de la trágica muerte de Miguel en diciembre de 1983: "Miguel, el 'rockero' al que mancharon el traje de sangre".

7 comentarios:

  1. ¿Qué suponen 23.500 millones?

    http://economia.elpais.com/economia/2012/05/25/actualidad/1337956895_753236.html

    http://elpressentiment.net/no-2-2

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    1. "Es hora de pagar. No esperéis compasión. Asumid las responsabilidades y dejad de intentar evitar los impuestos. Me conmueven más los niños privados de una educación decente en la África subsahariana que la mayoría de los atenienses que viven en la pobreza." Quien ha dicho esto es la grandísima farisea hija de su madre de Christine Lagarde, a quien le habían preguntado si no sentía compasión por las madres griegas que no pueden comprar medicamentos para sus hijos enfermos. Esta sociópata merdosa de Lagarde no merece el aire que respira mucho más de lo que lo merecían los Hitler, Himmler o Heydrich. Sinceramente, cada día me cuesta más entender a que esperan los griegos para alzarse contra esta tiranía, aunque mucho me temo que aquí en España haríamos tres cuartos de lo mismo

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    2. Bueno, pues se acabaron las contemplaciones: yo lo que quiero es un grupo de tipos como este (http://www.youtube.com/watch?v=x-l8tYNUUBg) que ejecute a los titulares de unos cuantos nombres bien seleccionados. ¿Dónde coño están los terroristas cuando se los necesita?

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  2. ¡La muy hija de onofrebouvila no paga impuestos!

    http://www.guardian.co.uk/business/2012/may/29/christine-lagarde-pays-no-tax

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    1. No sé de qué te extrañas. Las (y los) que ejercen el público oficio de esta señora nunca lo han hecho (no sé si me explico).

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  3. Dichosa casualidad Nadie. Tanta como que hace dos o tres años, intentando saber algo más sobre los protagonistas de una película documental que vi, El peor Dios, me encontré con esta entrada y su blog. Me gusto el texto y seguí leyendo aleatoriamente otros. Siguiéndole desde entonces, me declaro muy fan de su blog y contentísima de poder leerle. Gracias Nadie.

    PD: Por ciento, creo recordar fuimos juntos a un concierto de los Desechables en la sala KGB, ¿a finales del 88 o en el 89? Siempre he sido una desmemoriada, pero su texto es realmente evocador. ¡Por supuesto, también recuerdo otra versión del caso del hombre serio y formal de otra banda puntera de la época, muy buena por cierto!

    C. (Su destinataria vitoriana de cartas abrumadoras e ilusionadas)

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    1. ¡Hola, C., qué agradable sorpresa después de tanto tiempo! Recuerdo ese concierto del que me habla, aunque paradójicamente, había olvidado que en el escenario estuvieran Desechables. Me ha alegrado saber de usted. Aunque suene cursi, espero que todo le vaya a las mil maravillas. Por supuesto, le doy las gracias por seguirme y también por sus amables palabras al respecto del blog. Ojalá, eso sí, que esta vez los textos hayan sido para usted más ilusionantes que abrumadores ;-) . Un cordial saludo.

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