imagine

imagina un mundo en que el diálogo fuera el paso previo para la contienda -es fácil si lo intentas-; donde la generosidad agraviara, la felicidad hiriera y la mentira fuera la única religión verdadera. 

imagina el día en que, prohibido el arte por degenerado, contemplar el arcoíris se penara con la cárcel -no es difícil de creer-. "¡LIBERTAD!" clamaría el eslogan de un nuevo refresco energizante, mientras escuelas y hospitales serían señalados como blancos estratégicos. 

imagina un futuro en que la ley del más fuerte fuera la única razón ilustrada, y la esperanza, un refugio en alberca. con los chacales perpetuamente ofendidos y su claque desgañitándose en las redes, la serenidad, el bienestar y el optimismo florecerían como bellos cómplices de la indiferencia o el cinismo.

quizá me tomes por un agorero -otro falso profeta de la distopía-, o confíes en que el redoble de tambores jamás se cruce en tu camino; y no repares en el ominoso runrún de la carcoma degradándolo todo por doquier, azuzando temores y resentimientos, escupiendo amenazas, apuntando enemigos, inoculando su veneno del universo como eterna lucha de contrarios, a la caza de nuestra complicidad a cambio de un hueco en el inmundo gallinero del lado correcto de la historia.