viernes, 17 de agosto de 2012

Unlikely? Friendships #2: Don Quijote, The Pink Panther, Tinker Bell

“Now Jack, now Louanne, I want both of you to take all your clothes off -now what’s the sense of clothes- and sun your bellies with me. Come on!” We were driving west into the sun; it fell in through the windshield. “Open your belly as we drive into it.” Louanne took her clothes off: I decided not to be a fuddy and did likewise. We sat in the front seat. Louanne took out coldcream and applied to us for kicks. Every now and then a big truck zoomed by: the driver in high cab caught a glimpse of a golden beauty sitting naked with two naked men: you could see them swerve a moment as they vanished out the rear window. Great sage plains, snowless now, rolled on. Soon we were in the orange-rocked Pecos canyon country. Blue distances opened up in the sky. We got out of the car to examine an old Indian ruin. Neal did so stark naked. Louanne and I put on our overcoats. We wandered among the old stones hooting and howling. Certain tourists caught sight of Neal naked in the plain but they could not believe their eyes and wobbled on. In the middle of the Pecos country we all began talking about what we would be if we were Old West characters.

-Y ahota tú, Jack, y tú, Louanne. Quiero que os desnudéis los dos (¿qué sentido tiene la ropa?), y que a los tres nos dé el sol en la barriga. ¡Venga! -Íbamos hacia el oeste, hacia el sol, que nos entraba por el parabrisas-. Desnudad vuestros vientres y vayamos hacia él. -Louanne se quitó toda la ropa; y yo decidí hacerlo también para no parecer un timorato. Íbamos en el asiento delantero. Louanne sacó crema para el cutis y nos la aplicó por diversión. De vez en cuando nos cruzábamos con algún camión enorme: el camionero, en su alta cabina, tenía una fugaz visión de una beldad dorada desnuda sentada entre dos hombres desnudos: veías que se le iba el camión unos segundos, mientras se perdían en el retrovisor del Hudson. Las vastas llanuras de salvia, ya sin niee, pasaban vertiginosamente a ambos costados. Pronto estuvimos en la tierra del cañón del Pecos, con sus rocas color naranja. En el cielo se abrían vastas distancias azules. Nos bajamos del coche para ver unas antiguas ruinas indias. Neal lo hizo completamente desnudo. Louanne y yo nos pusimos los abrigos. Vagamos entre las viejas piedras aullando y ululando. Unos turistas vieron a Neal en la llanura, desnudo, pero apenas podían dar crédito a lo que veían y siguieron caminando con paso vacilante. En mitad de la tierra del Pecos empezamos a imaginar quiénes seríamos de haber sido personajes del Viejo Oeste.

(trad. de Jesús Zulaika)

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