sábado, 25 de enero de 2020

ciprés

fue el jueves pasado cuando finalmente claudicaste bajo el temporal. tus ramas, azotadas sin tregua durante horas por el viento, combadas por el peso del agua, habían mudado en alarma el solaz cotidiano. cuando el zumbido de la guadaña procedió a serrar la mañana de los patios, un batir de alas y memorias se alzó dolorido.

hasta siempre, ciprés,

testigo
          -compañero-
de mi infancia y la de mis hijas.
silente inspiración,
espejo y alivio de soledades
                         sin enmienda.

martes, 14 de enero de 2020

la mano del perdedor

se repetía
(con la cabeza gacha
y el entrecejo armado)
que era falso que
quien mordía el polvo
una y otra vez
se acostumbrase
a la derrota.
que incluso
como coartada estética,
solo un cínico
-o un narcisista compulsivo-
podía arrogarse
el estigma del perdedor.