sábado, 22 de febrero de 2014

Homenatges

"...sino estelas en la mar"
Para Estela M. M.

En data tan assenyalada com la d'avui (vint-i-novè aniversari de la mort de Salvador Espriu i setanta-cinquè aniversari de la d'Antonio Machado a l'exili), Penèlope ens suggereix aquest lúcid poema del primer d'ells. Sia, per tant, aquesta entrada un sentit homenatge a tots dos poetes, així com a aquesta modesta bitàcora, que demà compleix el seu segon aniversari.


HO VOLDRIA DIR AMB ELS MEUS LLAVIS DE VELL

Amb sofriment he vist. Ja no recordo el mar.
Camino l'últim solc, després vindrà el desert.
Sota clarísims cels, escolto com el vent
em diu el nom guanyat, aquest meu nom: "Ningú."
Seran temps de repòs, i em decanto a mirar
per darrera vegada la llum d'un llarg ponent.
Ara, sense cap por, tot sol, m'allunyaré,
nit endins, Déu endins, per la sorra i la set.

("Ulises se transforma en Nadie para sobrevivir y, paradójicamente, tras ser Nadie se acrecienta, aumenta su dimensión heroica, deja en nosotros un recuerdo indeleble. En el poema de Espriu, el yo lírico se transforma en Nadie justamente con la voluntad contraria: de disminuir, empequeñecerse, disolverse en lo que le rodea hasta llegar a ser nadie, ahora sí, en minúsculas. En manos de nuestro autor, la narración mitológica se ha renovado desde la raíz y ha convergido con la meditación ascética sobre la vanidad", Gemma Gorga.)

(Traducción al castellano)


domingo, 9 de febrero de 2014

estelas...


el verso como horizonte o la palabra como espejismo.
y la lectora, extasiada, que se deja arar
ajena al tiempo por lo inagotable e infinito,
al solo ritmo del negro sobre blanco.
las imágenes se suceden removiéndola,
zarandeándola, creándola cero, iluminando
estelas ya imposibles en las seducidas palmas de sus manos.
maldita (bendita) implosión de sentidos surgida
con cada inmersión en el huidizo fondo de la existencia.

miércoles, 5 de febrero de 2014

La ascensión al vacío de Nadie

Is there a life before death? (S. Heaney)

Se mueven las escaleras mecánicas, cuán 
inmóviles
las estatuas de mis prójimos desconocidos.
Con qué lentitud van subiendo, sin esfuerzo,
sin cansarse. [...]

Miro a la multitud que va subiendo.

Tantas caras, tantas mejillas, tantas
esperanzas, esperas, manos entrelazadas,
en los iris de los ojos saltones
la luz se cruza con la sombra.

Tantas caras, tantas manos

y una única imaginación.
Nosotros, que volvemos, ya lo sabemos:
arriba no hay nadie que nos espere.

("Escaleras mecánicas", frag., Adam Zagajewski)